Soy un libro que hasta hoy tengo 19,263 páginas repartidas en 52 capítulos. Cada página narra un día de mi existencia y por lo mismo, ya se puede sentir en mí ese olor a experiencia y a historia. Fui escrito con esa tinta profunda que graba los corazones. En mi cubierta, a pesar del paso de los años, todavía pueden verse muchas figuras y colores como en una obra de arte. En ella puede observase que soy alto, que tuve arrugas en el seño casi desde el principio, dicen que de orejas pequeñas, flaco de niño y adolescente y de complexión mas gruesa después, manos finas como todo intelectual, nariz que talvez no necesita cirugía, piernas delgadas para no exhibirlas, cabello cada vez más ralo, hoyuelos en las mejillas al sonreír, los que heredé de la mujer que me dio la vida. Bigote desde los 13 años, que heredé del hombre que complementó en mí el evento de la reproducción.
Mi prologo fue escrito por Dios cuando dijo: “desde el vientre de tu madre tuve tu nombre en mi memoria”. Las páginas dañadas en mi infancia y adolescencia fueron restauradas cuando conocí la misericordia de Dios.
A lo largo de mis páginas puede leerse que soy generoso, de palabra, sincero, pacífico, afectivo, perfeccionista, luchador, a veces impaciente, sanguíneo, flemático, sensato, fiel, inteligente, de fiar, alegre, creativo, práctico, compulsivo de profesión, paternal y muy sensible.
Tengo páginas que ya casi no se pueden leer por el paso del tiempo, pero que todavía muestran que fui reservado, introvertido, muchas veces triste y otras amargado. Algunas páginas están dobladas y amarillentas… pero, tengo una, casi en blanco, que lo único que puede leerse en ella, es el llanto de un niño al nacer, fue esa página que seguramente prolongará la razón de mi existencia.
Las páginas más alegres son las de los últimos doce capítulos. Cada día se renuevan por el amor de mi amada y las ocurrencias y satisfacciones de mi hijo.
Mi epílogo todavía no comienza a escribirse…
Ignoro cuantos tomos vendrán como prolongación de mis generaciones…
Soy un libro abierto para ser conocido y leído…
Mi prologo fue escrito por Dios cuando dijo: “desde el vientre de tu madre tuve tu nombre en mi memoria”. Las páginas dañadas en mi infancia y adolescencia fueron restauradas cuando conocí la misericordia de Dios.
A lo largo de mis páginas puede leerse que soy generoso, de palabra, sincero, pacífico, afectivo, perfeccionista, luchador, a veces impaciente, sanguíneo, flemático, sensato, fiel, inteligente, de fiar, alegre, creativo, práctico, compulsivo de profesión, paternal y muy sensible.
Tengo páginas que ya casi no se pueden leer por el paso del tiempo, pero que todavía muestran que fui reservado, introvertido, muchas veces triste y otras amargado. Algunas páginas están dobladas y amarillentas… pero, tengo una, casi en blanco, que lo único que puede leerse en ella, es el llanto de un niño al nacer, fue esa página que seguramente prolongará la razón de mi existencia.
Las páginas más alegres son las de los últimos doce capítulos. Cada día se renuevan por el amor de mi amada y las ocurrencias y satisfacciones de mi hijo.
Mi epílogo todavía no comienza a escribirse…
Ignoro cuantos tomos vendrán como prolongación de mis generaciones…
Soy un libro abierto para ser conocido y leído…
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